Hace unos meses, una amiga me hizo una invitación a pasar un fin de semana a Canoa, una playa de un pueblo de mi provincia, con la simple excusa de liberar tensiones, conocer gente nueva, relajarse y olvidar tantas de las cosas que suelen rondar el hipotálamo femenino. Conocí a una familia de estadounidenses que enamorados de la vida del surf, decidieron construir una hermosa casa en esta playa, dejando la puerta abierta a todo aquel que quisiera depositar su amistad y confianza en ellos...
Sam un escritor de novelas de ciencia ficción, Noy también escritora de cuentos, Phoebe y Ben sus hijos. Siempre contentos de escuchar nuestros cantos por toda su casa, de reír con las palabras nuevas que aprendían y las malas pronunciaciones de Noy. Contentos de ver a la pequeña (yo) con su cámara rondando por toda su casa con ese andar propio de los curiosos. Noy también es amante de la fotografía, y me enseño su pequeña cámara de 1985 la cual aun recargaba de rollo. Ella se tomaba el tiempo de revelar y crear su álbum de fotos con cartulinas negras y un par de cuerdas, tenían todo un foto-documental de sus vidas realizado por ella, cada viaje, cada día, cada uno de sus amigos y momentos más especiales... Ella nos fotografió, para ayudarle a la memoria a llevar con un pedacito de Ecuador. Noy y Phoebe siempre decían, que en su estadía, pasar un día sin entrar al mar era algo que ellas no podían perdonarse. Y es así, como hay cosas en esta vida que no puedes perdonarte, es imperdonable no fabricar memorias, es imperdonable no vivir...
Hoy volvimos a su casa, había tanto silencio, ellos habían viajado de regreso el 3 de junio, amablemente nos dijeron que podíamos regresar a la casa en su ausencia y nos indicaron como encontrar las llaves, y es ahí cuando entiendes que no es la casa bonita, ni el paisaje, ni la comodidad, son las personas quienes hacen un lugar agradable. Admito que me divertí, no podría perdonarme ir a Canoa y no divertirme, pero hacían falta, tanta falta...
Antes de irse, Noy compró uno de mis cuadros, era una xilografía que realice sobre papel periódico impreso, una joven de cuello fino, cabeza grande, senos pequeños, labios gruesos, y serena expresión. Pero no solo eso, Noy ademas me pidió que la fotografié en su último domingo en la playa, estas fotografías serán publicadas en su libro, como negarme a tal petición, que alegría sera ver mis fotos en su libro. Recuerdo tanto sus recomendaciones, que fueron: « por favor, solo quiero salir natural », y así fue, sin ropa elegante, ni bizuteria extravagante, sin maquillajes fantasiosos y sin poses ni ademanes.
Solo Noy.
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